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Consejo de Minería: políticos de EE. UU. que atacan a Bitcoin requieren educación


El Consejo de Minería de Bitcoin (BMC, por sus siglas en inglés), refutó los argumentos que varios políticos de los Estados Unidos (EE. UU.) plasmaron en contra de la actividad. Según explicó el consorcio de empresas que apoyan la industria, hace falta educación entre los congresistas que critican la minería, para comprender que dicha acción no es tan contaminante del ambiente respecto a otras compañías.

En una carta publicada la tarde del lunes 2 de mayo, el Consejo, conformado por Michael Saylor, Mike Novogratz, Jack Dorsey y otros referentes del ecosistema de Bitcoin (BTC), rebate la misiva que 23 congresistas de EE. UU. enviaron a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) el pasado 20 de abril, solicitándole una mayor regulación de la industria.

En el documento, los políticos afirmaron que la minería de Bitcoin es contaminante, que envenena el agua de las comunidades y que representa un peligro para el medio ambiente. Para los representantes del BMC, dichas afirmaciones son «percepciones erróneas» que, en el pasado, ya han sido desacreditadas por la industria.

Como reacción, el BMC respondió a varios puntos clave de la carta de los políticos, a través de una misiva que también fue dirigida a la EPA, más precisamente a Michael S. Ryan, quien es el administrador de dicha oficina gubernamental-ambientalista.

En la carta, los políticos afirman que las granjas de minería de Bitcoin están «contaminando las comunidades» y contribuyendo a los gases de efecto invernadero. Para el BMC, los congresistas están confundiendo los centros de procesamiento de datos con las plantas generadoras de electricidad, donde, en realidad, se da la contaminación.

El BMC aclara que los centros de datos (datacenter) para minar Bitcoin no tienen grandes diferencias con los ocupados por Amazon, Microsoft, Apple, Google o Meta; y que, en todo caso, los mineros operan comprando la energía de una planta generadora, tal como lo hacen las empresas mencionadas.

Sostienen también que las granjas de minería no emiten dióxido de carbono (CO2) ni ningún otro contaminante, más allá del calor generado por las máquinas, que se disipa y controla con sistemas de ventilación. Esto lo comparan con otras industrias, que, afirman, sí son contaminantes del ambiente.

En cambio, defienden que gran parte de los mineros utiliza energía renovable para sus operaciones. Según un estudio del propio Consejo de Minería de Bitcoin, la industria en conjunto emplea aproximadamente un 58,4% de energía sostenible, alejándose de las fuentes de generación eléctrica a partir de combustibles fósiles.

En todo caso, y según el BMC, la contaminación de la que hablan los políticos responde a la función de la generación eléctrica, cuya afectación es «consecuencia de la política y realidad económica» de Estados Unidos.

Según los políticos, las granjas de minería de Bitcoin «envenenan» las aguas de las comunidades estadounidenses, por su supuesta contaminación.

Para el BMC, esto es, de nuevo, una confusión de granja y planta generadora. Por esto, llaman a usar los marcos regulatorios existentes en ese país para «impugnar y regular las instalaciones eléctricas».

«Es injusto observar las plantas generadoras de energía que están conectadas a granja de minería y que ejecutan menos del 2% de la red Bitcoin y atribuir la contaminación a toda la industria», critican.

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